lunes, 13 de junio de 2011

MAL PASTOR

MAL PASTOR

En los monólogos sabatinos quien funge de  déspota espute a granel  amargura   saturada de  aborrecimiento   por quienes tuvieron o tienen más de lo que él tuvo en sus años mozos que tanto han afectado a su psiquis.

Con una sonrisa fingida  que  pretende sin éxito  encubrir  el odio que lo envenena y que siente además por todo aquel que no comulgue con sus criterios, incentiva cada vez más y más la lucha de clases, convenciendo al pueblo llano e ignorante  que los culpables de su postración son los ricos.

El “economista”  ha despilfarrado el multimillonario presupuesto de todos sus años de desgobierno y el país está a la cola del progreso de los vecinos con otra ideología. Necesita cada vez más dinero porque al pueblo  lo compra   haciéndolo arbitrariamente acreedor del esfuerzo de otros, postergando paradójicamente su progreso.

Y si insiste que el pueblo ha hablado en las urnas y que la voz del pueblo es la voz de Dios, yo acoto que también hay Dioses malos que  se expresaron por los votos  realmente minoritarios, socialmente enfermizos del SI, votos estos  de reata, que son los  se dan sin conocimiento ni reflexión, y solo por seguir el dictamen de otro. Irrefutable verdad. 

Una cosa no es justa por el hecho de ser ley y las ha habido y habrá  de aplicación  inviable. Por algo se dice que es del buen pastor esquilar y no esquilmar a las ovejas. La reacción hará algunas normas inaplicables.

Ya no sabe que costos imponernos, que impuestos añadir, que más hacer para destruir nuestro bienestar y, encima de  ello, sin rendir cuentas a nadie por todo el dinero que ha manejado. Lo protegen sus secuaces de la asamblea, la corte cervecera y los jerarcas militares que traicionan la obligación constitucional que les impone su artículo 158.

Los malos nos van ganando.


Jaime Vernaza Trujillo.

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