ASAMBLEA VASALLA
La
primordial responsabilidad de una
Asamblea Nacional para el ejercicio de su constitucional actividad es la de
respetar y hacerse respetar de cualquier otra función del estado que
pretenda convertirla en su vasalla.
Es
particularmente repulsivo lo público y notorio de la indigna sumisión de la
función legislativa a la función ejecutiva , permitiendo a consciencia un
repugnante despotismo que nos priva a los ecuatorianos de la seguridad jurídica
a la que tenemos derecho, más que como derecho constitucional, como derecho
humano.
Ya
no se trata solamente de ver con pena el desvergonzado alzar de manos
respaldando decisiones ajenas aunque no comulguen con las propias, se trata, ya
sin estupor, de ver como el ejecutivo veja públicamente a los asambleístas.
Salvo
escasas voces de algunos de ellos a quienes
ya nadie escucha con credulidad, lejos de reclamar lo impropio de dicho proceder,
ahora bajan la cabeza temerosa y asumen
una posición de humildad que nada tiene de cristiana y todo de ausencia de dignidad.
Infame reacción que desnuda la interioridad de quienes así proceden. Talvez llamar Vasalla a la Asamblea es halagarla,
llamémosla mejor: rastrera. Es mi opinión.
Jaime
Vernaza Trujillo.