TENER VERGUENZA Y BRAVURA
La tolerancia excesiva colinda con la cobardía, con la irresponsabilidad, y eso es lo que viene pasando con Guayaquil, situación que no debe soportarse más, porque no podemos seguir negando que ya pasamos sus linderos y que simplemente no queremos reconocerlo, ofendiendo con nuestra inacción la ilustre memoria de quienes antaño lucharon por nuestra libertad que, para vergüenza histórica, hoy tememos defender.
Me agradaría mucho que las fuerzas vivas de Guayaquil, emulando al ave fénix, cobren vida otra vez auto convocándose para dejarle saber al gobierno central que no están dispuestas a permitir un solo vejamen más a la ciudad y, sin dobleces, decididas a tomar las medidas oportunas que lo impidan.
Ojeando documentos familiares encontré la siguiente décima que mi abuelo Luis Vernaza Lasarte escribió en respuesta a una valiente encuesta hecha hace algunas décadas por Dona Hipatia Cárdenas de Bustamante, que cobra actualidad:
Una mujer superior
De talento singular,
Patriota, quiere indagar
Cuál es la forma mejor
De evitarle al Ecuador
Una nueva dictadura,
Y los rayos de luz pura
De un pasado esplendoroso
¡Gritan, gritan sin reposo:
Tener vergüenza y bravura!
Que tengan vergüenza y bravura los titulares de las instituciones de las fuerzas vivas. Sugiero una auto convocatoria para evitar celos de protagonismos que lamentablemente son parte del problema que hay que superar por el bien común. Cualquiera de ellos que llame a otro u otros para mantener una reunión informal que dé ocasión a la necesitada unión donde prime el civismo con absoluta ausencia de intereses partidistas o personales. Soy, sin embargo, consciente que habrá quienes, para proteger sus particulares intereses, prefieran no participar, pero han de ser los menos.
JAIME VERNAZA TRUJILLO