miércoles, 24 de noviembre de 2010

EN EL ECUADOR NO HAY JUECES.


EN EL  ECUADOR NO HAY JUECES.


Alguna vez leí en un libro de anécdotas un cuento supuestamente verídico protagonizado por Federico II de Prusia, quien  en las afueras de Berlín tenía un palacio rodeado de bellos jardines y bosques que le daban solaz  y sosiego.

De vecino inmediato  había un molino  viejo  cuyas aspas  al girar impulsadas por el viento y moler el grano, producían un ruido insufrible que  fastidiaba el descanso del gobernante.

El emperador ofreció comprarle el molino a su rústico propietario quien se negó a venderlo a pesar de una generosa oferta que lo hubiera beneficiado en demasía. Lo había heredado de su padre y lo quería para su hijo cuando él faltare, en una suerte de tradición.

Federico enfureció y le informo que iba a hacer avaluar el molino, le pagaría esa cantidad y lo sacaría de ahí.

El campesino sonrió hasta con los ojos y le dijo al monarca,  con suelta dulzura y magna  seguridad,  que eso  solo lo pudiera hacer si no hubiera jueces en Berlín.

El humilde molinero confiaba que los jueces no permitirían ese atropello y en que el emperador iba a respetar la decisión que estos dieran sobre el caso.


JAIME VERNAZA TRUJILLO.